Escrito por la periodista A. Castellanos de las Merindades de Castilla la Vieja.

Cuando lo de las TIC (nuevas tecnologías de la comunicación) aún sonaba a chino en la enseñanza española, Alfonso Palencia decidió comprar un vídeo beta con cámara para enseñar idiomas a sus alumnos. Corría el año 1983 y la inversión personal de este profesor comprometido fue de 450.000 de las antiguas pesetas. Además, y como el resultado del sonido no era del todo el esperado, Alfonso no dudó en forrar el aula con 400 cartones de huevos. Daba clases en el instituto santanderino Torres Quevedo, donde pasó los últimos 22 años de su carrera como docente.

Sin duda, fue un visionario en su tiempo. Ahora, con 67 años y tras cinco de jubilación, ha decidido volcar toda su experiencia en las 176 páginas del libro ¡La enseñanza, un mundo apasionante! Dos idiomas extranjeros, como nativos, que salió de la imprenta García el pasado mes de septiembre. Alfonso Palencia jura y perjura que "en dos años se puede saber inglés o cualquier otro idioma, pero hay que vivirlo y pasarlo bien en clase, tanto el profesor como el alumno"

Este docente, que iba para dominico, pero se quedó en segundo de teología, admite que sus clases transmitía alegría y entusiasmo a sus alumnos. Trataba por todos los medios de no repetir las horribles clases de idiomas que él mismo recibió y huía del tedioso estudio de la gramática. Su método, eminentemente práctico, se basaba en el uso de todo aquello que pudiera enganchar a sus chicos, una retransmisión del mundial de fútbol en inglés, vidas de animales con subtítulos en inglés o anuncios televisivos curiosos. Después, cada una de sus frases iba acompañaba por una acción. Recuerda que "daba un suave portazo al entrar en clase y lo decía en inglés o dejaba caer la cartera,etc."

Alfonso Palencia es imparable cuando habla de la que ha sido su profesión. Su libro ha llegado ya a todas las consejerías de Educación de las distintas autonomías y al ministro de Educación, Ángel Gabilondo, "quien me ha agradecido el envío". En su caso, el de Baleares,  tiene certeza de que han leído su manual y le han manifestado que m centros uestra "una ética profesional excepcional". Antes, este profesor ya expuso su método en los de profesores. Ahora, insiste con toda su experiencia escrita: "En Castilla y León no tenemos idioma propio, por lo que el inglés podría ser nuestra segunda lengua. Sólo es preciso dar clases de media hora de inglés y media, de francés, todos los días". "Quiero acabar con los alumnos que sacan sobresaliente en inglés en Selectividad, pero que no saben hablarlo", concluye el autor.


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